La Helicobacter pylori es una bacteria que vive en el estómago y que puede afectar a millones de personas en todo el mundo, muchas veces sin saberlo. En algunos casos, no presenta síntomas, pero en otros puede causar molestias digestivas importantes como dolor abdominal, acidez, náuseas o incluso úlceras. Se trata de una bacteria silenciosa, persistente y fácil de contagiar en el entorno cercano, especialmente entre personas que conviven, como una pareja.
Cuando uno de los dos miembros de la pareja es diagnosticado con Helicobacter pylori es importante tener en cuenta que el contagio puede producirse por vía oral-fecal, a través del contacto con saliva o debido al uso de utensilios compartidos. Por eso, el enfoque del tratamiento y la prevención debe ser conjunto, ya que no basta con que una persona se trate, ya que la reinfección es frecuente si no se toman precauciones en casa. Este artículo está pensado para ayudar a entender qué es esta bacteria, cómo se manifiesta, qué opciones de tratamiento existen y qué medidas se pueden tomar desde casa para evitar que se convierta en un problema recurrente.
Síntomas más comunes y cómo detectarla a tiempo

Una de las particularidades de la Helicobacter pylori es que puede permanecer en el estómago durante años sin causar molestias evidentes. Sin embargo, cuando se manifiestan síntomas, estos suelen confundirse con problemas digestivos comunes como gastritis o reflujo. Entre los más frecuentes se encuentran el dolor o ardor en la boca del estómago, sensación de hinchazón, gases, pérdida de apetito, náuseas e incluso vómitos.
De igual forma, también puede provocar mal aliento persistente, cambios en los hábitos intestinales y una sensación constante de pesadez después de comer. En los casos más graves, puede dar lugar a úlceras gástricas o duodenales, e incluso aumentar el riesgo de cáncer gástrico si no se trata a tiempo. La buena noticia es que existen pruebas simples y no invasivas que pueden ayudar a detectarla, como el test del aliento, el análisis de sangre o de heces, y las endoscopias cuando se requiere mayor precisión. En el contexto de pareja, si uno presenta síntomas o ha sido diagnosticado, es recomendable que el otro también se realice pruebas, aunque no tenga molestias. La Helicobacter pylori puede transmitirse fácilmente a través del contacto cercano, por lo que detectar la infección en ambos miembros permite un tratamiento más eficaz y evita reinfecciones futuras.
Tratamiento: ¿Por qué hacerlo en conjunto puede ser efectivo?
El tratamiento de la Helicobacter pylori consiste en una combinación de antibióticos y medicamentos para reducir la acidez estomacal, normalmente durante 10 a 14 días. Aunque el tratamiento puede parecer simple, es importante cumplirlo de forma estricta para asegurar su éxito completo. De esa manera, saltarse dosis o interrumpir el proceso antes de tiempo puede provocar resistencias bacterianas y la persistencia de la infección.
En el caso de parejas, puede ser recomendable que ambos sigan el tratamiento al mismo tiempo, especialmente si comparten el día a día y la convivencia es estrecha. Aunque solo uno de los dos haya dado positivo, es frecuente que el otro también esté infectado sin saberlo, y, se puede valorar que haga el tratamiento. Al tratarse simultáneamente no solo aumenta la probabilidad de eliminar la bacteria de forma definitiva, sino que evita el ciclo de reinfección cruzada, donde uno contagia al otro una y otra vez.
Prevención desde casa – Higiene, alimentación y hábitos compartidos

Una vez realizado el tratamiento es esencial tomar medidas preventivas en casa para evitar una nueva infección. La higiene juega un papel más que importante, por ello, lavarse bien las manos antes de comer y después de ir al baño, usar utensilios de cocina personales, evitar compartir cubiertos, vasos o cepillos de dientes, y mantener una limpieza adecuada en el hogar son acciones sencillas que hacen una gran diferencia.
La alimentación también influye, por lo que una dieta equilibrada que evite el exceso de grasas, picantes, alcohol y bebidas con gas ayuda a proteger el estómago y reducir la irritación. Se recomienda priorizar alimentos ricos en fibra, frutas, verduras, yogures con probióticos y beber suficiente agua. Algunos estudios sugieren que el consumo de brócoli, té verde o miel puede tener efectos positivos como complemento, aunque nunca sustituyen al tratamiento médico.
Apoyo emocional y comunicación en la convivencia con Helicobacter pylori

Aunque se trata de una infección bacteriana tratable, la presencia de Helicobacter pylori puede generar estrés, incertidumbre o malestar emocional, especialmente si uno de los dos miembros de la pareja tiene síntomas intensos o ha pasado por una larga etapa sin diagnóstico. En este contexto, la comunicación es esencial, haciendo que hablar abiertamente sobre lo que se siente, los temores y las molestias ayude a aliviar la carga emocional del proceso.
De esta forma, buscar juntos al profesional adecuado, entender el tratamiento, hacer preguntas al médico y acompañar en las visitas refuerza el vínculo y reduce la sensación de estar enfrentando el problema solo. La actitud positiva, la empatía y el compromiso mutuo son herramientas tan importantes como los antibióticos a la hora de superar la infección de forma satisfactoria. Cuidar de la salud en pareja implica comprender que cualquier dolencia física también puede afectar al equilibrio emocional de la relación. La Helicobacter pylori, aunque no es una enfermedad grave en la mayoría de los casos, puede alterar rutinas, modificar la alimentación y afectar la calidad de vida diaria. Por tanto, afrontarla con paciencia, comprensión y unión fortalece no solo el estómago, sino también el corazón de la relación.